La fortuna de la flor

Son las 7 de la tarde en el mediterraneo y yo que me bajo del tren ; transparente las personas me miran a mi pero no me ven.
Quizas pensaran que soy una pobre imbecil cansada de afrontar la realidad que un dia sin aviso tomo la inteligente decision de volverse loca , parando todos los dias en la misma y diferente a la vez, parada de tren.
Se que es dificil saber si la que se baja hoy, esta misma tarde, en realidad soy yo, o es el hada de los dientes afilados , o el murmullo dulce de un rio de leche que te despierta con sed...
Seria suficiente pararme y mirar a los ojos de mi espectador y preguntarle: que ves cuando me ves? pero se que esa respuesta es vaga.

Siempre es vaga porque yo ya pregunte.

Es mas, si te paras frente a mi y no te gusta, puedo mover sutilmente el espejo y distorsionar un poco el reflejo.
Lo cierto es que no me ven, ni siquiera yo los miro, ni siquiera me interesa la frase tonta con la que podria describirme un extraño que no tiene capacidad para ver.

Ni se para que lo escribo.
En fin...
No me ven